Con «Celestino antes del alba» -escrita a los 21 años- se inicia una figura, una carrera, una «Pentagonía» (serie de libros desenfadados, satíricos, brillantes, aturdidores, críticos del régimen castrista), pero también comienza el personaje de Reinaldo Arenas.
«Celestino» es un viaje onírico. Es una novela singular en su estructura (combina tiempos verbales, la narración se interrumpe impredeciblemente por citas insertadas a capricho, diálogos que comienzan a la manera de las obras de teatro, frases y palabras que se repiten, incansables, y se detienen de manera abrupta; el hecho de no tener capítulos pero sí dos finales…). Navegamos entra la realidad y la fantasía del narrador. El sueño y la vigilia, como solo puede suceder en la infancia, se mezclan irreversiblemente, aportando de esta manera imágenes de extraordinaria fuerza poética:
«Al fin doy con una. Le descargo el palo, y la trozo en dos. Pero se queda viva, y una mitad sale corriendo y la otra empieza a dar brincos delante de mí, como diciéndome: no creas, verraco, que a mí se me mata tan fácil.
<<¡Animal!>>, me dice mi madre, y me tira una piedra en la cabeza. <<¡Deja a las pobres lagartijas que vivan en paz!>> Mi cabeza se ha abierto en dos mitades, y una ha salido corriendo. La otra se queda frente a mi madre. Bailando. Bailando. Bailando.»
El narrador (un niño), acompañado de Celestino en todo momento, nos adentra en la vida de una familia del campo cubano. La mirada tierna y repleta de imaginación no impide reflejar el ambiente hostil que vive en su casa. ¿Pero quién es Celestino? ¿Un alter ego que sirve de consuelo del propio narrador, el huérfano de una tía suicida, un fantasma parlante como los demás primos muertos, un espejismo en el fondo de un pozo? La respuesta no se esclarece a lo largo de la novela, pero nos deja pistas, huellas borrosas, como todo lo que sucede dentro de la novela, evanescentes entre la realidad y la imaginación sumamente activa del narrador.
¿Por qué a pesar de ser considerada una novela superior a la ganadora («La religión de los elefantes» de David Buzzi) solo obtiene la Mención Honorífica en el Concurso UNEAC de Novela en 1968 y no se le permite la reimpresión dentro de la isla?
Para empezar la complicidad entre el narrador y Celestino nos hace intuir una relación más allá del afecto consanguíneo.
«-¡Suelta ese pájaro! -me dijo mi madre cuando me vio entrar con el pichón de pitirre entre las manos.
-¡No! Celestino y yo lo vamos a criar como si fuera nuestro hijo.»
También el tema de la homosexualidad se hace explícito en la novela cuando la mamá del protagonista comenta acerca de las poesías que Celestino hace en todo tronco que toca: «eso es mariconería».
Luego, la figura del abuelo nos recuerda de forma inexorable al propio Castro. La drástica medida que adopta contra contra la poesía de Celestino es la única vía pensable para mantener su poderío: el exterminio de los troncos. Dejarlos plantados sería una burla a su mandato. Derribarlos uno por uno a hachazos es la nulificación de la creatividad, la manifestación de que todo acto de libertad será inadmisible y por ello infructífero, buscando derribar con ellos el verdadero opio del pueblo: la esperanza. Es por ello que el hacha se vuelve una imagen de la represión descabellada, el miedo convertido en herramienta de muerte, la misma palabra se repite de manera obsesiva en unas pocas páginas.
«Celestino antes del alba» es una narración que sorprende tanto por su creatividad formal como por su temática de fondo magistralmente soslayada. El estado de alucinación ingenua en que nos sumerge esta novela nos hace querer asir toda la realidad fugitiva de los sueños antes de que nos dejen huérfanos de nosotros mismos, antes de que nos permitan ver la materialidad de nuestra existencia, antes de que sea demasiado tarde y se esfume, antes del alba.
Aquí el libro en formato .doc
http://akerudigital.com/descargar/reynaldo_arenas_celestino_antes_del_alba.DOC
Advierto que este formato en especial, difiere en la edición de Tusquets (el libro impreso de la imagen) solo en la disposición de los espacios entre las citas y algunos párrafos, por lo demás el texto está integro.